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Intercambios con influencers: promoción no exime de obligaciones fiscales

La legislación costarricense es clara en cuanto a que los ingresos en especie (no solo en dinero) están sujetos a impuestos. La Ley del Impuesto sobre la Renta (Ley N°7092) establece que el hecho generador del impuesto es la obtención de rentas “en dinero o en especie, continuas u ocasionales, provenientes de actividades lucrativas”. En otras palabras, todo beneficio de valor económico que una persona obtenga por su actividad lucrativa constituye renta gravable, salvo excepciones expresas de la ley. Por tanto, aunque en un canje no haya dinero de por medio, sí existe un ingreso con valor comercial para el receptor.


En el caso de influencers y creadores de contenido, la normativa contempla explícitamente que pagos en efectivo, trueques o beneficios en especie recibidos por su actividad publicitaria deben declararse como parte de sus ingresos anuales. Un canje publicitario encaja justamente en esta definición: es una forma de remuneración no monetaria por un servicio prestado (publicidad o promoción). De allí que un canje se considere ingreso gravable. Las autoridades tributarias han reiterado que los patrocinios obtenidos mediante convenios con empresas para publicitar productos están sujetos al impuesto sobre la renta, al igual que cualquier otro ingreso ordinario . En resumen, desde el punto de vista legal, un producto o servicio recibido por un influencer a cambio de promoción equivale a un ingreso y debe valorarse para fines fiscales.


La práctica común: el deber ser vs. la realidad

A pesar de la claridad de la ley, en la práctica muchos influencers y marcas no gestionan estos canjes de la manera adecuada. El deber ser: lo correcto sería que el influencer se inscriba como contribuyente ante el Ministerio de Hacienda, emita una factura electrónica por el valor del canje e incluya ese monto en sus declaraciones de IVA y renta; a su vez, la empresa debería registrar el intercambio como gasto por publicidad, respaldado con la factura correspondiente. La realidad: frecuentemente estos acuerdos se manejan de forma informal, sin documentación fiscal. Es común que, por desconocimiento o informalidad, el influencer no facture el servicio prestado y la marca entregue el producto/servicio sin exigir comprobante. Uno de los mayores retos identificados en este sector es precisamente el desconocimiento de las responsabilidades contables y tributarias por parte de los creadores de contenido . Muchos piensan erróneamente que, al no haber pago en dinero, no hay obligación tributaria; o desconocen cómo declarar un ingreso en especie. Esto genera una brecha entre lo que debería hacerse y lo que efectivamente sucede.


Es importante destacar que la informalidad no exime de la obligación fiscal. Incluso si la transacción no se factura, el compromiso tributario existe. Además, las empresas que entregan productos o servicios en canje enfrentan sus propios riesgos si no formalizan el trato: podrían perder la deducibilidad de ese gasto por falta de soporte fiscal (una factura válida) e incurrir en incumplimientos en materia de comprobantes electrónicos. En esencia, la práctica común de manejar canjes “por debajo de la mesa” pone tanto a influencers como a marcas en una situación vulnerable frente a Tributación.

 

Riesgos de no declarar los canjes

No reportar un canje publicitario equivale a omitir un ingreso ante la Administración Tributaria, lo cual conlleva consecuencias serias. Si un influencer o empresa no declara estos intercambios, se expone a eventuales ajustes tributarios, multas e intereses moratorios en caso de ser detectado por Hacienda. La Dirección General de Tributación cuenta con mecanismos cada vez más sofisticados para fiscalizar estos casos –por ejemplo, a partir de 2025 las plataformas digitales reportarán automáticamente los ingresos que pagan a creadores de contenido, facilitando a Hacienda la detección de montos no declarados–. Si bien ese mecanismo se enfoca en pagos en dinero desde plataformas, refleja una tendencia: cada vez habrá más escrutinio sobre las rentas de influencers, incluyendo las obtenidas vía canjes.


Las sanciones por incumplir pueden ser sustanciales. De acuerdo con el Código de Normas y Procedimientos Tributarios, las multas por no inscribirse, no facturar o no declarar adecuadamente pueden superar los tres salarios base (monto que ronda varios cientos de miles de colones) y añadirse multas de hasta un 2% de los ingresos anuales omitidos, todo ello aparte del impuesto dejado de pagar . Sobre el monto del impuesto no declarado, la Administración aplicará intereses moratorios diarios, aumentando la deuda tributaria conforme pasa el tiempo. En casos graves o reiterados, la situación podría incluso considerarse evasión fiscal, con implicaciones legales penales y reputacionales.


Para las empresas, no tener el respaldo de una factura de por medio significa que Tributación podría rechazar el gasto del canje en una auditoría, generando un ajuste en el impuesto sobre la renta de la compañía. Adicionalmente, el hecho de participar en pagos no declarados a terceros puede vincular a la empresa en prácticas de incumplimiento tributario. En síntesis, el riesgo de “ahorrarse” la formalidad es mucho mayor que cualquier beneficio aparente: multas, cobros retroactivos, intereses e incluso procesos legales son amenazas reales para quienes no cumplan sus obligaciones en materia de canjes publicitarios.


Ejemplo práctico: canje de ₡50.000 por una historia en Instagram

Veamos un ejemplo sencillo para ilustrar la correcta tributación de un canje. Supongamos que un restaurante invita a un influencer a consumir en sus instalaciones, brindándole comidas y bebidas por un valor de ₡50.000, a cambio de que este realice una historia en Instagram promocionando el lugar. Aunque no hay dinero de por medio, ese influencer ha recibido un beneficio valorable en dinero (₡50.000 en consumo). ¿Cómo debería reportarse este ingreso en especie?


Desde la perspectiva fiscal, el influencer debe tratar ese canje como ingreso gravado. Lo procedente sería que emita una factura electrónica al restaurante por el servicio publicitario prestado, indicando la descripción del servicio (por ejemplo, “Promoción en red social – Historia en Instagram”) y el valor de ₡50.000 como precio del servicio. Al ser un servicio local de publicidad, dicho monto está sujeto al 13% de IVA, por lo que la factura debería incluir el impuesto correspondiente (₡50.000 + ₡6.500 de IVA, en este caso). El método de pago podría indicarse como “trueque” u otra referencia, pero lo importante es que quede documentado el valor.


Con esta factura, el influencer incorpora ₡50.000 como ingreso en su contabilidad y, posteriormente, en su declaración anual de renta. Pagará el impuesto sobre la renta que corresponda por ese monto (considerando que es parte de su renta bruta del periodo). Del lado del restaurante, la factura del influencer le permite registrar los ₡50.000 como un gasto por publicidad deducible en su declaración de renta empresarial. En la práctica, el restaurante estaría pagando la factura del influencer mediante la entrega de sus propios productos (alimentos y bebidas) por el mismo valor. Es decir, se compensan las prestaciones: el influencer recibió ₡50.000 en comidas, y el restaurante recibió ₡50.000 en servicios publicitarios.


El punto clave es que ambas partes reconocen contablemente la operación: el influencer como un ingreso (en especie) y la empresa como un gasto. Así, aunque no mediara dinero en efectivo, fiscalmente el canje queda transparentado. Si el influencer no hubiera facturado ni declarado ese ingreso, igualmente Hacienda consideraría que ganó ₡50.000 (basta con que exista evidencia del beneficio recibido). Por ello es preferible para todos cumplir con el registro adecuado. Este ejemplo simple refleja la regla general: el valor de mercado de lo recibido en un canje debe declararse, tal como se haría con un pago en efectivo de igual cuantía.

 

Recomendaciones para influencers, agencias y marcas

Para evitar problemas y cumplir correctamente con las obligaciones fiscales en torno a los canjes publicitarios, se sugieren las siguientes recomendaciones:Influencers y creadores de contenido: Formalicen su actividad. Deben inscribirse como contribuyentes ante Hacienda (y afiliarse a la CCSS como trabajadores independientes si su trabajo es continuo), emitir factura electrónica por cada servicio publicitario brindado (aunque el pago sea en especie) y llevar un registro ordenado de todos sus ingresos (monetarios o en especie) y gastos relacionados. Una buena gestión contable es crucial: anotar detalladamente los canjes recibidos, valorar su monto, y conservar documentación de respaldo. También es importante diferenciar los costos asociados a su actividad (equipos, producción de contenido, viáticos, etc.) para aprovechar las deducciones autorizadas, siempre que estén debidamente respaldadas . En caso de duda, busquen asesoría profesional. Contar con un contador o asesor fiscal les ayudará a estructurar su actividad desde el punto de vista financiero y legal, asegurando el cumplimiento normativo y optimizando su emprendimiento digital . Cumplir con estas obligaciones no solo evita sanciones, sino que también fomenta transparencia y credibilidad en su rol profesional.


Marcas y agencias: Exijan formalidad en los acuerdos con influencers. Siempre que se realice un canje, soliciten la factura electrónica correspondiente por el servicio de publicidad prestado por el influencer. Esto les permitirá soportar el gasto ante Tributación y aprovechar el crédito fiscal del IVA cuando proceda. Establezcan contratos o acuerdos por escrito que especifiquen el valor del canje (producto/servicio entregado y la contraprestación en publicidad) y las obligaciones de cada parte, incluyendo el cumplimiento tributario. Al trabajar con influencers, prefieran aquellos debidamente registrados como contribuyentes; de lo contrario, oriéntenlos para que formalicen su situación antes de la colaboración. Recuerden que los montos entregados en especie deben tener un sustento contable: por ejemplo, el inventario o costo de los productos cedidos como canje puede registrarse como gasto de mercadeo. También deben mantener registros de cada campaña o canje realizado, de modo que si Hacienda solicita información, puedan demostrar la naturaleza del gasto. En general, incorpore políticas internas para el marketing de influencers que incluyan la revisión fiscal. Esto protegerá a la empresa o agencia de sorpresas en una eventual auditoría y asegurará que el beneficio publicitario obtenido a través del canje no se vea opacado por contingencias tributarias posteriores.


En conclusión, los canjes publicitarios pueden ser muy provechosos desde el punto de vista comercial, pero deben manejarse con la misma seriedad que cualquier transacción económica tradicional. Costa Rica cuenta con un marco legal robusto que grava los ingresos en especie, y las autoridades fiscales están atentas a su cumplimiento. Tanto influencers como marcas y agencias harían bien en adoptar un enfoque preventivo: formalizar, documentar y declarar. De esta forma, se evitan sanciones y se aporta a una relación transparente y sostenible entre marcas e influencers, en beneficio de todo el ecosistema de la economía digital. Cumplir las reglas del juego tributario no solo previene problemas legales, sino que profesionaliza el sector y genera confianza a largo plazo.

 

Fuentes consultadas:

Ley del Impuesto sobre la Renta de Costa Rica ; declaraciones de Hacienda y expertos tributarios sobre la fiscalidad de influencers .

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