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Los gastos ambientales y su tratamiento contable: más allá del mes de los océanos.

Jul 4, 2025

En junio, Mes de los Océanos, Costa Rica refuerza su compromiso con la sostenibilidad marina. El país coorganiza la III Conferencia de la ONU sobre los Océanos (UNOC3, Niza 9-13 junio 2025) junto a Francia , con el lema de “acelerar la acción y movilizar a todos los actores para conservar y usar de forma sostenible los océanos” . Este liderazgo costarricense va de la mano con políticas nacionales de contabilidad ambiental (por ejemplo, el decreto 41125-MINAE destaca que la “contabilidad ambiental permite contabilizar el desgaste y degradación del ambiente” para mejores decisiones sostenibles ) y programas como los Pagos por Servicios Ambientales marinos (incentivos económicos a comunidades que protegen manglares en el Golfo de Nicoya) . En este contexto, las empresas costarricenses deben prestar atención especial al registro contable y tributario de los gastos ambientales, pues reflejan su responsabilidad social y ajustan su contabilidad a estándares internacionales.


¿Qué son los gastos ambientales (contable y tributario)?


Desde el punto de vista contable, los gastos ambientales son aquellos desembolsos orientados a prevenir, controlar o reparar daños al medio ambiente (tratamiento de aguas, manejo de residuos, reforestación, descontaminación de suelos, etc.). Aunque las NIIF no definen un “gasto ambiental” específico, normas como la NIC 37 obligan a reconocer provisiones por obligaciones de remediación ambiental presentes. Por ejemplo, la NIC 37 exige registrar una provisión cuando existe una obligación legal o implícita de sanear un sitio contaminado. Asimismo, la NIC 1 recomienda revelar información ambiental adicional (por ejemplo, en informes separados de sostenibilidad) cuando los factores ambientales son significativos. En resumen, bajo NIIF los costos ambientales pueden reconocerse como gastos de explotación (en el estado de resultados) o formar parte del costo de un activo (por ejemplo, los gastos de restauración incluidos en propiedades, planta y equipo), y cualquier pasivo ambiental probable se contabiliza como provisión conforme a NIC 37 .

En el ámbito tributario costarricense, los gastos ambientales se tratan como cualquier otro gasto de negocio. La Ley de Impuesto sobre la Renta (Ley 7092, art. 7) permite deducir de la renta bruta “los costos y gastos útiles, necesarios y pertinentes para producir la utilidad o beneficio” . Esto incluye equipamiento de energía renovable, inversiones en tratamiento de residuos, obra de reforestación, etc., siempre que estén respaldados con comprobantes y registrados en la contabilidad. Si un gasto ambiental sirve indistintamente para rentas gravadas o exentas, sólo se deduce proporcionalmente la parte de renta gravada . En la práctica, la Dirección General de Tributación (DGT) exige que todo gasto provenga de facturas legales y se asiente formalmente en libros autorizados, de lo contrario no se considerará deducible .


Riesgos por clasificación incorrecta (fiscal y reputacional)


La omisión o mala clasificación de gastos ambientales conlleva riesgos fiscales: la DGT puede rechazar la deducción de esos costos, lo que aumenta el impuesto a pagar y puede generar multas. Dejar de contabilizar una provisión ambiental requerida bajo NIC 37 puede implicar ajustes tributarios adversos. Por ejemplo, si una empresa incurre en costos de remediación ambiental (derrames, retiro de infraestructura) y no registra la provisión respectiva, estaría sub-declarando pasivos y beneficios, lo que eventualmente la DGT detectaría como irregularidad . Además, la reputación empresarial está en juego: Costa Rica es reconocida por su liderazgo verde, y compromisos globales (ODS 14) o regionales (CAF destaca que América Latina invertirá miles de millones en economía azul ) hacen más visibles las prácticas sostenibles. Ignorar gastos ambientales o declararlos erróneamente puede percibirse como incongruencia con la “marca verde” del país. Iniciativas nacionales como el pago por servicios ambientales marinos reflejan esta apuesta ambiental ; por tanto, empresas que descuidan su contabilidad ambiental pueden dañar su imagen frente a clientes, inversores y reguladores.


Recomendaciones prácticas por sector


Para evitar problemas fiscales y reputacionales, se recomiendan las siguientes acciones para empresas de turismo, costas, agricultura, industria y energía:


A. Documentar detalladamente todos los gastos ambientales. Registrar separadamente en la contabilidad inversiones y gastos en protección ambiental (tratamiento de aguas, paneles solares, sistemas de reforestación, etc.) y conservar comprobantes válidos (facturas, contratos). La Ley de Renta exige que sean “útiles, necesarios y pertinentes” y estén respaldados en libros oficiales .


B. Aplicar correctamente las NIIF: provisions y activos. Evaluar obligaciones ambientales futuras (cierre de pozos, descontaminación, restauración de playas, desmantelamiento de instalaciones) y reconocer provisiones según NIC 37 . Incluir en el costo del activo cualquier obligación de desmantelamiento o restauración (p. ej. plataformas petrolíferas, plantas eléctricas) conforme a IAS 16/NIC 16. Así se garantiza que la pérdida o gasto se reconoce en el periodo adecuado.


C. Revelar información ambiental en las notas. Siguiendo la recomendación de la NIC 1, preparar informes de sostenibilidad o anexos que expliquen las políticas y gastos ambientales del negocio . Esto incluye detallar provisiones, inversiones verdes y metas de sostenibilidad, facilitando la transparencia para inversores y autoridades.


D. Implementar las normativas S1 Y S2 ya adoptadas por Costa Rica en relación a las revelaciones sobre sostenibilidad ambiental dentro de los Estados Financieros.


E. Aprovechar incentivos y certificaciones. Gestionar créditos o exoneraciones disponibles (por ejemplo, proyectos de energía renovable o sistemas eficientes); y obtener certificaciones locales (CST turismo sostenible, ISO 14001, etc.) que validen las inversiones ambientales. Estas herramientas mejoran el acceso a mercados y la imagen corporativa.


F. Capacitar al equipo contable y fiscal. Asegurar que contadores y asesores tributarios conocen la normativa aplicable (NIC 1, NIC 37, S1, S2 y la Ley 7092 y su reglamento) y criterios de la DGT. Estudios de caso o guías de NIIF ayudan a clasificar correctamente gastos e inversiones ambientales.


G. Desarrollar políticas de gestión ambiental. Implementar sistemas de gestión (planes de acción climática, manejo de residuos, conservación de manglares) que reduzcan riesgos operativos y apoyen la economía azul. Una gestión ambiental activa repercute positivamente en la sostenibilidad de la empresa y en la percepción pública.


En sectores como turismo costero, agricultura y manufactura, estas prácticas son críticas: por ejemplo, hoteles pueden invertir en plantas de tratamiento de aguas y reforestación de playas, agricultores en sistemas agroforestales y energías limpias, e industrias en filtros y tecnologías de bajo impacto. El sector energía debe priorizar renovables y planes de cierre ordenado de instalaciones. En todos los casos, contabilizar adecuadamente estos gastos asegura que sean deducibles fiscalmente y fortalece la marca ambiental de la empresa.

En síntesis, una contabilidad con las normas y una fiscalidad rigurosa de los gastos ambientales no sólo cumplen la Ley de Renta y las NIIF (NIC 1, NIC 37,S1 yS2), sino que también respalda el liderazgo verde de Costa Rica. Como lo destaca CAF al promover la economía azul, invertir y reportar correctamente en acciones ambientales es fundamental para la sostenibilidad económica y social. Las empresas que integren estas buenas prácticas contables y tributarias estarán mejor preparadas para aprovechar oportunidades de mercado en el contexto del Mes de los Océanos y la agenda global del desarrollo sostenible.


Referencias: Legislación costarricense (Ley 7092, art.7) y NIIF aplicables (NIC 1, 37); direcciones de organismos oficiales costarricenses (MINAE) y multilaterales (ONU-CMNUCC, CAF) . Estos recursos explican el tratamiento contable y fiscal de los gastos ambientales, así como la importancia de reportarlos en línea con los compromisos nacionales e internacionales. Gasto contable vs. gasto deducible: revisión clave para el cierre semestral en PYMES


El cierre del primer semestre del año es una oportunidad clave para que las empresas —especialmente las empresas— revisen su contabilidad con lupa. Este 2025, el contexto exige más precisión que nunca: en junio entró en vigencia el nuevo catálogo CABYS 2025, se mantiene la transición hacia la versión 4.4 de la factura electrónica (que será obligatoria a partir del 1.º de septiembre), y Hacienda anunció que el nuevo sistema TRIBU-CR empezará a operar en agosto. Este sistema digital automatizará los cruces entre declaraciones, libros contables, bancos y plataformas tributarias.


Con todos estos cambios, ya no basta con llevar bien la contabilidad financiera: ahora Hacienda quiere ver que cada gasto esté debidamente respaldado y que cumpla con los requisitos para ser deducible fiscalmente. El problema es que muchas empresas siguen considerando deducible todo lo que aparece en el estado de resultados… y eso no siempre es así.

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